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El año 1994 me encontró cumpliendo funciones en Banco Francés y es allí donde recibí una propuesta de su Presidente que podría decirse cambió mi vida. Me dijo: “estoy trabajando en el desarrollo un proyecto social, muy poco convencional y me gustaría que si puede, se sume a darnos una mano como voluntario”.
Halagado, me dispuse a acompañarlo y acompañar a dicho proyecto y su gente. Al poco de andar, me apasioné y me propuse conocer, estudiar, investigar, pero por sobre todo actuar, en ese universo “tan lejano” para un funcionario de una gran empresa, como en apariencia lo es el mundo de lo social.
Con honestidad, nunca dejé de preguntarme ¿qué lo había llevado a convocarme a mi? Justamente él, que tenía a su alcance lo que yo consideraba, muchos y excelentes candidatos, todos ellos más cercanos y con un trato más fluido, cotidiano y hasta podría decirse más familiar que conmigo.
¿Lo hizo porque todo mi accionar en el Banco estaba signado de proyectos exploratorios de nuevas realidades? Llegué en 1986 al nacimiento de la Banca Individual con la implantación de la Red Banelco y el inicio del sistema de tarjetas de crédito tal como hoy conocemos. Eran momentos en que la innovación era moneda corriente y los caminos a seguir absolutamente inexplorados. Personalmente me tocó ser el representante del Banco en el lanzamiento de la primera compañía de los denominados “Seguros de Retiro”, en épocas en donde hablar de largo plazo sonaba sumamente extraño. Posteriormente, ya en 1992, fui elegido, para trabajar en la investigación, desarrollo , implantación y gerenciamiento de un modelo bancario desconocido hasta ese momento; me refiero a Easy Bank, el Primer Banco Directo de América Latina, (una franquicia del Banco Francés, que posteriormente compró BBVA).
Para no ser confuso, en concreto me refiero a haber participado en la concepción de proyectos no convencionales, atípicos y exploratorios de las conductas humanas en materia de la relación con los servicios financieros. Como los denominaría la sociología: profundamente contra-culturales.
En un caso se trataba de visualizar la planificación del futuro financiero de los clientes, en el marco de economías excluyentemente cortoplacistas. En el otro, implantar un modelo operativo desconocido, que exigía por sobre todo, altos niveles de confianza: un Banco que operaba 24 hs. x 365 días al año, todo por teléfono, cajeros automáticos y delivery.
Un Banco en donde no había Banco a dónde ir…. un lugar en donde el cliente era interpretado más allá de su rol laboral o social. Ser personal jerárquico, obrero fabril, profesional, comerciante, empleado o ama de casa, por dar los ejemplos más representativos, era indistinto en términos de servicio estructural recibido.
Un mecanismo novedoso que logró captar la atención de más de 100 empresas, que bancarizaron a sus empleados en muy poco tiempo, y en momentos en que la legislación no obligaba a dicho proceso. Empresas altamente disímiles entre sí; desde consultoras como Andersen Consulting o BoozAllen, pasando por agencias de publicidad como Young & Rubicam, de servicios como Visa Argentina, OCA, Omega Seguros, Prudential, Grupo Clarin, e Industriales como Peñaflor o Unilever . Un Banco que en 1995 ya operaba en Internet, luego de un pasaje por la conexión por módem con los clientes.
Lo concreto es que con posterioridad a mi llegada al mundo de lo social, y de un modo paralelo, mis supervisores continuaron convocándome para realizar proyectos “alternativos” a los tradicionales. En 1996 regresé nuevamente a la “nave madre”, con la premisa de llevar cosas de lo aprendido en la Banca Directa. Es así que nació el embrión de lo que posteriormente fueron los Canales Complementarios de dicho Banco y en los cuales cumplí roles ejecutivos hasta 2008.
En marzo de ese año, puse en una valija todo lo antes mencionado más mis estudios en ciencias agrarias, muchos cursos dictados, otros tomados en excelentes universidades, gran cantidad de viajes de negocios y enorme cuantía de horas frente a disímiles perfiles sociales, empresarios, clientes, colegas, compañeros de trabajo y proveedores entre otros.
Sumé también lo vivido en dos fusiones bancarias y un traspaso accionario, e inicié el camino de lo que podemos resumir muy escuetamente en “UNIR LO SOCIAL CON EL MUNDO CORPORATIVO” – interpretando que la implantación de modelos y proyectos contra-culturales necesitan de la dedicación y know how de quienes tengan “reales horas de vuelo” en cuestiones con estas características.
Es por tal que agradezco al Dr. Luis Roque Otero Monsegur – en su momento presidente de Banco Francés – quien confió en mí y me brindó la oportunidad de participar de proyectos en principio tan propios como heterogéneos. Seguramente sin su propuesta, mi vocación social hubiese continuado como hasta ese momento , siendo canalizada, en proyectos solidarios de carácter filantrópico.
Un párrafo especial en esta historia de plasmar con hechos la vocación de trazar puentes entre diferentes mundos, se lo lleva La Fundación Pro Vivienda Social (FPVS), entidad que me recibió en 1994 como voluntario/ consultor y que en 2008 renovó sus votos permitiéndome dirigir hasta estas horas, su Área de Proyectos. Enorme es mi agradecimiento a su Consejo Directivo, Director Ejecutivo y equipo de trabajo, ya que me han permitido explorar en profundidad temas tales como las Microfinanzas, la organización barrial, el contacto diario con vecinos y la estructuración de fideicomisos vecinales entre otros, ya que de este modo pude desarrollarme a campo, conducir un maravilloso equipo, que me enseñó a conocer la realidad de los barrios y su gente.
Paralelamente agradezco a Gas Natural Fenosa, y todos sus colaboradores, por integrarme y permitirme participar de la articulación de un negocio inclusivo tan sofisticado como contracultural como es el Modelo de Gasificación Integral que sostienen junto a FPVS y que convoca a actores tan disímiles como los vecinos de Cuartel V -Moreno, el Banco Supervielle, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el BID-Fomin , La Inter American Fundation (IAF), el Municipio de Moreno, AVINA , cuatro Escuelas de Educación Técnica y algunas empresas de servicios (muchas de ellas surgidas localmente a partir del propio proyecto) entre otros.
No es menor mi gratitud para todo el equipo de Banco Macro y UOCRA (Unión Obreros de la Construcción Argentina) que me posibilitan trabajar junto a ellos en el desarrollo de ‘La Tarjeta Visa Macro UOCRA’ donde pude mezclar un plano en el que soy muy experimentado como el de un medio de pago, con otro que tuve que aprender y del que soy un apasionado como el de la Industria de la Construcción, su gente y el vinculo con el ente regulador: IERIC.
Por último, si se me permite, agradezco a la vida la posibilidad de haber concretado el sueño de trabajar junto a la Lic. Tatiana Zubrisky, quien se crió en un ambiente de marketing, empresas y amor por el prójimo, cosas que le permitieron desarrollar una visión profesional, con libertad creativa y por sobre todo con profundo contenido humanista, de lo cual estoy orgulloso como socio y como padre.
Noviembre 2015, Nace MarketINC.
Un proyecto que apunta a la construcción de capital social.
Un proyecto de inclusividad de mercados.
Un proyecto que privilegia la articulación de vínculos
Un proyecto de sumatoria de intereses.
Un proyecto que registra al marketing en su real esencia.
Un proyecto para el que me vine preparando el último cuarto de siglo.
Gregorio Marcelo Zubrisky
Fundador de MarketINC